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En el caso de la familia Morel, los factores sociales se complican por la diferencia de clase
entre marido y mujer. Morel tiene lo que en esta novela se consideran características proletarias:
incapacidad para expresarse, predominio de lo físico y pasividad: Hijos y Amantes retrata a los
mineros como seres de un mundo subterráneo en cuyas vidas predomina el cuerpo sobre la mente.
Esto no deja de ser curioso, pues en 1912, el año en que Lawrence terminó este libro, los mineros
declararon una huelga de proporciones hasta entonces desconocidas en la Gran Bretaña. Un año
después, cuando se publicó la novela, a los administradores, culpables por negligencia de la mayor
catástrofe minera del siglo, se les impuso una multa ridícula: la lucha de clases cundió en el
ambiente de todas las minas de carbón de Inglaterra. Estos sucesos, reveladores de una profunda
conciencia política y una compleja organización, no fueron obra de estúpidos y salvajes. La señora
Morel (es significativo que prefiramos no usar su nombre de pila) proviene de la clase media baja,
tiene alguna cultura, sabe expresarse y tiene carácter. Por lo tanto, simboliza lo que el joven Paul,
sensible y realista, espera poder alcanzar. Su alejamiento emocional del padre para acercarse a la
madre está inseparablemente unido al deseo de huir del mundo pobre y explotador de las minas
de carbón para dirigirse a una vida de conciencia emancipada. La tensión potencialmente trágica
en la que Paul se encuentra atrapado, y que casi lo destruyó, proviene de que su madre -la fuente
de energía que ambiciosamente lo empuja más allá del hogar y de la mina es al mismo tiempo la
potente fuerza emocional que lo retiene.
Por lo tanto, una interpretación psicoanalítica de la novela no tiene por que ser una opción
frente a la interpretación social. Más bien estamos hablando de dos aspectos de una misma
situación humana. Puede discutirse sobre la imagen  débil que Paul tiene de su padre y la imagen
 fuerte que ha formado de su madre, en función de lo edipal y de la clase social. Puede verse
como las relaciones humanas entre un padre ausente y violento, una madre emocionalmente
exigente y un chico sensible son comprensibles tanto desde el punto de vista de los procesos
inconscientes como desde el de ciertas fuerzas y relaciones sociales. (A algunos críticos, por
supuesto, les parecería inaceptable cualquiera de esos enfoques, y optarían por una interpretación
 humana de la novela. No es fácil saber en qué consiste una interpretación humana que excluye
las situaciones concretas de la vida de los personajes, sus ocupaciones e historia personal, el
significado profundo de sus relaciones personales y de su identidad, su sexualidad, etc.). Todo
esto, por lo demás, sigue confinado a lo que podría llamarse  análisis de contenido , en el cual se
considera más lo que se dice que la forma de decirlo, en que se observa más el tema que la forma.
Estas consideraciones pueden llegar hasta la  forma propiamente dicha, hasta cuestiones de esta
naturaleza: cómo entrega la novela el relato y cómo lo estructura, cómo delinea el carácter, qué
punto de vista narrativo adopta. Parece evidente, por ejemplo, que en gran parte (aunque no del
todo) el texto se identifica con Paul y adopta su punto de vista: como el argumento se ve
principalmente con los ojos de ese personaje, su testimonio es el único con que realmente con-
tamos. Al colocarse Paul en la primera línea del argumento, el padre se retira al fondo. Por lo
general, la forma en que la novela trata a la señora Morel es más interna que la que emplea con el
marido. Incluso podría decirse que está organizada de tal manera que tiende a poner de relieve a la
esposa y a oscurecer al marido, recurso formal que refuerza las actitudes del protagonista. Es decir,
la estructura del relato conspira con el inconsciente de Paul. Por ejemplo, no queda claro que
Miriam, tal como la presenta el texto, sobre todo desde el punto de vista de Paul, en realidad sí
merezca la impaciencia irritable que le produce, y muchos lectores han experimentado la
incómoda impresión de que en cierta forma la novela es  injusta con ella. (La Miriam de la vida
real, Jessie Chimbers compartía decididamente esta opinión, lo cual, para lo que nos proponemos
en este estudio no tiene ninguna importancia). Pero ¿cómo vamos a dar validez a esta sensación de
injusticia, cuando el punto de vista de Paul se ubica constantemente  en primer plano como
nuestra fuente de pruebas supuestamente dignas de confianza?
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Terry Eagleton  Una introducción a la teoría literaria
Por otra parte, hay aspectos de la novela que parecen ir en contra de este enfoque
particular. H. M. Daleski percibió bien estas cuestiones y escribió lo siguiente:  El peso del
comentario hostil que Lawrence dirige contra Morel se equilibra con la simpatía inconsciente con
que lo presenta dramáticamente, en cambio, la forma abierta en que ensalza a la señora Morel
queda en tela de juicio debido a la dureza de su carácter en acción .4 En términos que ya aplicamos
a Lacan, la novela no dice exactamente lo que quiere decir ni quiere decir exactamente lo que dice.
Esto en parte se puede explicar en términos psicoanalíticos: la relación edipal del chico con su
padre es ambigua, pues Morel es a la vez querido e inconscientemente odiado como rival, y el
chico procura proteger al padre contra los sentimientos agresivos que le inspira. Otra razón de
dicha ambigüedad proviene de que en un nivel de la novela vemos muy bien que aunque Paul
debe rechazar el mundo estrecho y violento de los mineros para aventurarse en la conciencia de
clase media, por ningún concepto se admira sin reservas esta conciencia. En ella hay actitudes
sojuzgadoras y opuestas a la vida, pero también hay actitudes valiosas, como puede verse en el
carácter de la señora Morel. Es Walter Morel, lo afirma el texto, quien  negó al dios que lleva
dentro de sí , pero resulta difícil sentir que esta forzada interpolación por parte del autor, solemne
y estorbosa, merezca ser aceptada. La misma novela que nos dice una cosa, nos muestra lo contrario.
Nos muestra cómo Morel sin duda continúa viviendo, no puede evitarnos ver cómo la
disminución de Morel tiene mucho que ver con la organización narrativa que pasa de él a su hijo;
también nos muestra, intencionalmente o no, que aun cuando Morel haya negado  el dios que
lleva dentro de sí", la culpa, en última instancia, no recae sobre él sino sobre el capitalismo
depredador que sólo lo empleó como engrane de la rueda productiva. El mismo Paul, decidido a
liberarse del mundo de su padre, no puede enfrentarse a esas verdades y, explícitamente, tampoco
la novela. Al escribir Hijos y amantes, Lawrence no sólo escribió sobre la clase obrera sino que quiso
salir de ella precisamente escribiendo. Al referir incidentes como la reunión final de Baxter Dawes [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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