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en moto antes que caminar, sentarse antes que quedarse de pie y llamar ante que
escribir.
 El ejercicio es muy sano  insistió ella . No creo que haya más de medio
kilómetro.
 Llevo botas de montar  dijo Luke . No están hechas para caminar. Tengo
que reservar toda mi energía para controlaros a ti y a Nick.
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Cherry Adair  Lecciones de seducción
 Está bien  asintió Cat . Yo iré a pie y tú puedes ir en moto. Será interesante
verte cuando cumplas cuarenta años. Estarás debilucho, entrado en kilos y enfermo,
además. Pero no te apures. No serás el primer hombre en llevar faja.
Luke suspiró, quitó la pata de cabra con el tobillo y empezó a empujar la moto.
Caminaba detrás de Catherine.
 Voy al gimnasio cuatro veces a la semana.
 Sí  rió Cat , pero solo vas a buscar mujeres.
La indolencia casi bíblica de Luke había sido motivo de burla en su familia toda
la vida. Sin embargo, Catherine había podido comprobar, a lo largo del trayecto, la
firmeza de los músculos abdominales de Luke. Y la fuerza de sus muslos, preparados
para la tensión, antes de cada curva. De hecho, no podía decir que hubiera un solo
músculo fláccido en su metro noventa de altura.
 Cumplo con mi deber  dijo Luke . Puedo hacer lo que me venga en gana.
Quizá pudiera dar la impresión de ser perezoso y vago, pero no se dejaba llevar
en el apartado amoroso. Catherine lo había visto en acción. Muchas mujeres, pese a
conocer su punto de vista acerca del matrimonio, lo habían deseado. Pero Cat no
quería obsesionarse con aquello todo el día. Estaban solos en un paraje idílico y era
un precioso día de primavera. Y Catherine estaba dispuesta a disfrutar de cada
segundo. A lo largo del paisaje se entremezclaban los matojos, las zarzas y los
campos de olivos. Y, entre medias, se elevaban los troncos firmes de los robles, los
cipreses y los pinos. No había una sola casa en los alrededores. Tan solo se escuchaba
la brisa del mar y el zumbido de los insectos.
 Nick se está retrasando  dijo Luke y apoyó la moto contra una valla
prefabricada, junto al porche aún por terminar.
 Tratas al pobre Nick como a un esclavo  dijo Cat . Nosotros acabamos de
llegar.
 No merece ninguna consideración, pero trabaja bien  Luke sintió el aire en
su pelo y sonrió a Cat . Además, trae el almuerzo. Si soy capaz de convencerlo para
que frene su intensa vida social quizá pueda terminar la casa para el mes que viene,
tal y como tenía previsto.
 Es un viaje bastante largo desde la ciudad  dijo Cat con aparente calma.
Pero la alarma sonó en su cabeza. Era muy poco tiempo para llevar a cabo su
plan.
 Es cierto que el estudio no estará a cinco minutos como hasta ahora, pero una
hora de trayecto no es demasiado en estos tiempos  replicó Luke . Vamos, quiero
enseñarte la casa antes de que llegue Nick.
Catherine siguió a Luke con pasos lentos. Subió los escalones de madera rojiza
que llevaban a un amplio porche. Luke presionaba cada tablón con cuidado para
asegurarse de que no había ningún clavo suelto. Apoyó los dedos sobre la barandilla
sin llegar a agarrar el pasamanos. Se sentía muy orgulloso de su trabajo y eso se
notaba. Luke sentía una suerte de placer hedonista a través del tacto de las diferentes
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texturas y superficies pulidas. Siempre había sido así. Catherine sintió celos de las
atenciones que recibía la madera.
Catherine tragó saliva y recordó la noche del baile del instituto. Se había
quedado sin cita. Luke había vuelto a casa para pasar el fin de semana con su padre.
Tan entusiasta como siempre, había irrumpido en su habitación y había encontrado a
Cat llorando. Luke no había sabido cómo reaccionar delante de una adolescente
abatida y se había limitado a quitarle el cepillo del pelo de entre las manos. Y se
había pasado las horas peinándola mientras hablaban. Pero Cat había estado segura
de que lo había hecho para tener algo en lo que entretenerse antes que para ofrecerle
verdadero consuelo. Luke solo miraba la nuca de Cat mientras ella,
inadvertidamente, observaba su imagen reflejada en el espejo de su habitación.
Nunca pudo recordar de lo que habían hablado aquella noche, pero sí fue consciente
por primera vez de su sexualidad incipiente. A los ojos de Catherine, su relación
había cambiado para siempre aquella noche. Había comprendido, con una lucidez [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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